O una forma de entender la vida
Una pregunta habitual, común, sencilla ¿a qué te dedicas? Soy escritor, soy abogado, soy farmacéutico, soy físico, soy padre de familia, soy emprendedor, soy experto en… Si curioseas mi biografía, verás que esto es lo que soy, todo ello.
¡Vaya! Para nada lo considero un mérito o algo de lo que presumir o enorgullecerse. Es una casualidad, una consecuencia, una eventualidad. Es una excentricidad.
Y si me preguntas o me pides alguna explicación, sobre todo por las diferencias de mis titulaciones, te diré: soy curioso. Es la clave de casi todas las áreas del conocimiento. Mi formación empezó con la física, soy científico, porque soy curioso. He querido saber cómo está formado el universo, qué materias lo sostienen, las leyes que las rigen, el tiempo y descubrir los apasionantes misterios que encierra la física. Soy físico.
Después me resultó fascinante conocer el Derecho natural, que son las normas que nuestros ancestros tuvieron que darse cuando se formó el primer poblado, la primera comunidad. Y de ahí pasé al Derecho romano, basado en el pensamiento griego. Y quise saber más. Y hasta hoy, en que cada rama del Derecho abarca un mundo de normas y particularidades. Soy abogado y dirijo dos gabinetes jurídicos.
Y al final, me embarqué en un proyecto familiar. Mi esposa es farmacéutica. Yo tuve que ayudar, claro, como corresponde a un buen marido y mejor equipo. Al principio ayudé en la toma de decisiones, llevando la parte fiscal y contable del negocio. Pero ahí estaba, agazapada, al acecho, la curiosidad, disfrazada de medicamento biológico, de inmunoterapia, de homeostasis. Ya os lo imagináis, ahora soy farmacéutico.
Y ya. Bueno, casi. Por el camino he hecho algunas otras cosas que podéis “curiosear” en el apartado Sobre mí. Me faltaba un área de conocimiento (ciencias, humanidades, sanidad), el arte, así que me he sumergido y sigo en el estudio de la música, después de probarla y sentir la emoción de ser capaz de hacer reconocible una sonata de Bach o un estándar de Jazz.
Claro, una vez que ganas velocidad, es muy difícil parar. La curiosidad es incontrolable, independiente, intrínseca. Y si tienes ojos, cerebro, oídos, tacto y olfato, no puedes ignorarla. Lo eres, en mayor o menor medida. Sí, curioso.
Ahora estoy volcado en un proyecto diferente, ya sabéis (o eso espero) que escribo. Es como enseñar (lo he hecho muchas veces, dar clase, una conferencia, etc.) pero con ese matiz tan importante en el que siempre insisto que es la bidireccionalidad, yo cuento, relato, para que tú, lector, estés de acuerdo o no, te interese el tema o no, tengas algo que decir al respecto o no, y surja tu comentario y tras él, el diálogo y, ojalá, una comunidad de personas que dialogan.
Pero sí, la curiosidad es en mi caso una parte crucial de mi vida, de mi recorrido. Gracias a ella alimento a mi persona, no sólo a mi cerebro y a mis conocimientos, sino a quién soy, a lo que siento, a lo que pienso, a cómo me comunico con mi entorno, con mi familia (el centro de mi universo), contigo, con mis lectores.
Sí, soy curioso. Y creo sinceramente que la curiosidad mueve el mundo. Y ojalá pudiéramos vivir cientos de vidas en las que una por una, poder ir desgranando y abarcando todas las ramas del saber. Pero bueno, contentémonos con lo aprendido, que no es poco. Y sigamos aprendiendo cada día un poco más porque, aunque no queramos, ella está ahí presente, a veces oculta, pero latente, la curiosidad.
Me acuerdo que mi abuela decía: «para una existencia digna de llamarse vida, no sirve mucho, solo tres cosas: un par de buenos zapatos, buenos dientes y curiosidad. No tengas dudas».
Y eso es. Más que la duda, que es fundamental por supuesto, es la curiosidad que mueve el mundo. La duda sin curiosidad nos dejaría paralizados.
Hay que dudar, claro, y esto para mi es una de las pocas cosas seguras. Pero también y sobre todo hay que tener curiosidad, dejarse empujar por ella, hasta que la duda se apague. O, por lo menos, hasta las nuevas dudas que vendrán.
Y es verdad que es sorprendente tu recorrido de «aclaración» por la vida. Conociéndote pero, uno se sorprende menos, pues llevas hambres de dudas a la vista.
La curiosidad mata el gato. Pero la satisfacción lo hace volver. Una y otra vez.
Gracias Mauricio. Juegas con ventaja, sí, me conoces. Pero yo a ti también, y sé que el post se adapta perfectamente a tu persona, a tu trayectoria y a tus inquietudes, que son muchas y en algunas nos hemos encontrado: la música, la escritura. Y a saber donde más nos encontraremos a la vuelta de la esquina. Un camino apasionante en el que vas conociendo personas y personalidades fuera de lo común. Esa es suficiente recompensa. Gracias, amigo.